“Una mañana cuando nuestro nuevo profesor de “Introducción al Derecho” entró en el salón de clase, lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a uno de los alumnos que se encontraba sentado en la primera fila:
-“¿Cómo te llamas?”,
el alumno le respondió:
- “Me llamo Juan, señor”.
Y sin más el profesor en tono descortés y violento le dijo:
-“Vete de mi clase y no quiero verte nunca más!”.
Por supuesto que nuestro compañero Juan estaba desconcertado. Al reaccionar, se levantó lentamente, recogió sus cosas y salió del salón de clase. Todos los alumnos estábamos asustados y acobardados e indignados, pero nadie se atrevía a decir nada.”
“—Está bien. ¡Ahora sí! ¿Para que sirven las leyes?,
preguntaba el profesor y nosotros seguíamos asustados y acobardados, pero, poco a poco, comenzaron a responder los alumnos y decían:
- “Para que haya un orden en nuestra sociedad”.
- ¡No!,
contestaba el profesor con insolencia y a gritos. Otro más dijo:
- “Para cumplirlas”…
- ¡NO!.
- “Para que la gente mala pague por sus actos”…
-¡No!...
-“Para que haya justicia”,
señalaba tímidamente una chica. El profesor declaraba:
-“¡Por fin! Eso es… para que haya justicia
. Y continuó preguntando:
- “Y ahora ¿para qué sirve la justicia?”.
Los alumnos estaban molestos por la actitud grosera y prepotente del maestro, sin embargo seguían respondiendo:
-“Para salvaguardar los derechos humanos”.
Bien, dijo el profesor. ¿Qué más?
Otro alumno señalaba:
”Para discriminar lo que está bien de lo que está mal”…
el profesor se alentaba y decía que siguieran con el análisis…
”Para premiar a quien hace el bien”,
señalaba otro alumno. Ante esa respuesta el profesor dijo:
“Está bien, no está mal la respuesta… pero, respondan a esta pregunta ¿Actué correctamente al expulsar de la clase a Juan?”…
“Todos nos quedamos callados ante la pregunta, no sabíamos qué contestar, así que ante el silencio, el profesor dijo:
“-Quiero un respuesta decidida y unánime”…
Todos respondimos:
“¡NO!
“--¿Podría decirse que cometí una injusticia?”
“¡Sí”,
gritamos todos… y el maestro dijo:
“¡Por qué nadie hizo nada al respecto? ¿Para qué queremos leyes y reglas si no disponemos de la VALENTÍA de actuar cuando presenciamos una injusticia? ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más!”
y dijo a uno:
“Vete a buscar a Juan”
“Aquel día, todos, recibimos la lección más practica de una clase de derecho”.
Cuando no defendemos nuestros derechos perdemos la dignidad y la dignidad no se negocia.
Jose Loira Loira
No hay comentarios:
Publicar un comentario
La libre expresión es bienvenida, pero por favor absténganse de usar lenguaje vulgar o insultar a otros, gracias