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Estoy añadiendo la traducción al español de las entradas que faltan, comenzando por las más antiguas y actualizando los links caídos, si les interesa alguna en especial, pueden comentar en ésa entrada, también si encuentran algún error en la traducción, gracias

domingo, 15 de febrero de 2015

Un album de fotos

Era una tarde lluviosa de un domingo de invierno cuando Vanessa se encontraba revisando los albumes con fotos familiares.


Vanessa, ahora toda una mujer, iba recordando con cada foto los momentos de su infancia en compañía de sus padres, días de campo, fiestas de cumpleaños, su primera mascota, parques de diversiones, todo estaba ahí, cada momento estaba capturado en esas fotos con asombroso detalle. Sin embargo había algo que Vanessa no entendía.

Esa noche se habían reunido para cenar toda la familia, Vanessa llevó las fotos y una vez concluida la cena las imágenes comenzaron a recorrer las manos y los corazones ávidos de recuerdos.

Fue entonces cuando David, el tío de Vanessa comentó:

-"Vaya, tu padre debió ser un hombre muy ocupado, no se le ve por ningún lado en todos estos álbumes."

Vanessa trato de tomarlo de la mejor manera, pero ella mísma no se explicaba porque no había fotos de ella con su padre. Pedro, el padre de Vanessa, había fallecido apenas hace un par de años, Vanessa lo recordaba con mucho cariño y aun cuando recordaba el tiempo que pasaban juntos, no se explicaba el porqué no había fotos de ellos dos juntos.

 Teresa, la madre de Vanessa, al escuchar el comentario respondió:

-"Querido David, ¿Acaso no ves que Pedro siempre estuvo allí?"

El tío David arrugando la frente y arqueando las cejas volvió a mirar las fotos, tras lo cual dijo:

-"Por más que le busco no lo veo."

Teresa Respondió- "Alguien tiene que tomar la foto. Todas la fotografías fueron tomadas por Pedro."

Vanessa cayó en cuenta, la razón por la que no había fotos de su padre: Él siempre era el que se encargaba de tomar las fotos.Aquellas imágenes, tomadas con delicado esmero eran la prueba de que su padre siempre estuvo ahí.

Teresa se dirigió a Vanessa con una sonrisa de nostalgia: "Tú padre siempre quiso capturar nuestros mejores momentos, aunque a menudo eso significará quedarse el mísmo fuera de la foto."

Vanessa sonrió para sí misma, pues comprendía la importancia de las palabras de su madre:

 "Alguien tiene que tomar la foto"

Mophicot t5


El Hijo del Herrero

Un joven fue a solicitar un puesto importante en una empresa grande. Pasó la entrevista inicial e iba a conocer al director para la entrevista final.

 El director vio su CV, era excelente. Y le preguntó: 

" -¿Recibió alguna beca en la escuela?"
 el joven respondió "no". 
-"¿Fue tu padre quien pagó tus estudios? " 
-" Si."-respondió. 
-"¿Dónde trabaja tu padre? "
 -"Mi padre hace trabajos de herreria." 

El director pidió al joven que le mostrara sus manos .
 El joven mostró un par de manos suaves y perfectas. 

-"¿Alguna vez has ayudado a tu padre en su trabajo? "
 -"Nunca, mis padres siempre quisieron que estudiara y leyera más libros. Además, él puede hacer esas tareas mejor que yo. 

El director dijo: -"Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu padre, y luego ven a verme mañana por la mañana."

 El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta. Cuando regresó a su casa le pidió a su padre que le permitiera lavar sus manos. Su padre se sintió extraño, feliz pero con sentimientos encontrados y mostró sus manos a su hijo.

 El joven lavó las manos poco a poco. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su padre estaban arrugadas y tenían tantas cicatrices. Algunos hematomas eran tan dolorosos que su piel se estremeció cuando él la tocó. 

Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que trabajaban todos los días para poder pagar su estudio. Los moretones en las manos eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro. Después de limpiar las manos de su padre, el joven se puso en silencio a ordenar y limpiar el taller. Esa noche, padre e hijo hablaron durante un largo tiempo. 

 A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director. El director se dio cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó:
 -"¿Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?"
 El joven respondió: -"lavé las manos de mi padre y también terminé de asear y acomodar su taller" -"Ahora sé lo que es apreciar, reconocer. Sin mis padres, yo no sería quien soy hoy. Al ayudar a mi padre ahora me doy cuenta de lo difícil y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la importancia y el valor de ayudar a la familia. 
 El director dijo: "Esto es lo que yo busco en mi gente. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como su única meta en la vida". "Estás contratado".

sábado, 7 de febrero de 2015

El Anillo del Maestro

Un día un joven se acercó con un sabio maestro.

-Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?

 El maestro sin mirarlo, le dijo:
 -Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después... y haciendo una pausa agregó: si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este problema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

 - E... encantado, maestro- titubeó el joven, pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.

-Bien- asintió el maestro. Se quitó un anillo que llevaba en el dedo pequeño y dándoselo al muchacho, agregó:
 - Toma el caballo que está allá afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Ve y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.



El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo.

Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.

 En el afán de ayudar, alguien le ofreció una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro y rechazó la oferta.

Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado, más de cien personas, abatido por su fracaso montó su caballo y regresó.

 ¡Cuánto hubiera deseado el joven tener esa moneda de oro! 

Podría entonces habérsela entregado él mismo al maestro para liberarlo de su preocupación y recibir entonces su consejo y ayuda.

Entró en la habitación.

- Maestro -dijo- lo siento, no se puede conseguir lo que me pediste. Quizás pudiera obtener dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.

 - Qué importante lo que dijiste, joven amigo -contestó sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y pregúntale cuanto te da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven volvió a cabalgar.

El joyero examinó el anillo a la luz del candil con su lupa, lo pesó y luego le dijo:
 - Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
 - ¡58 MONEDAS! -exclamó el joven.
- Sí, -replicó el joyero- yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sé... si la venta es urgente...

El joven corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido.
- Siéntate -dijo el maestro después de escucharlo- Tú eres como este anillo: Una joya, valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?

Y diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño.

 - Todos somos como esta joya, valiosos y únicos y andamos por los mercados de la vida pretendiendo que gente inexperta nos valore.