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viernes, 17 de agosto de 2012

El leñador tenaz

Había una vez un leñador que se presentó a trabajar en una empresa maderera. 
El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún, así que el leñador se propuso hacer un buen papel.

 El primer día se presentó al capataz, que le dio un hacha y le asignó una zona del bosque.
 El hombre, entusiasmado, salió al bosque a talar. En un solo día cortó dieciocho árboles. 

 - Te felicito – le dijo el capataz. – Sigue así . 

 Animado por las palabras del capataz, el leñador decidió mejorar su propio trabajo al día siguiente. Así que esa noche se acostó muy temprano. A la mañana siguiente, se levantó antes que nadie y se fue al bosque.

 A pesar de todo su empeño, no consiguió cortar más de quince árboles. -Debo estar cansado- pensó. Y decidió acostarse con la puesta de sol. Al amanecer, se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. 

Sin embargo, ese día no llegó ni a la mitad. 


Al día siguiente fueron siete, luego cinco, y el último día estuvo toda la tarde tratando de talar su segundo árbol. Inquieto por lo que diría el capataz, el leñador fue a contarle lo que estaba pasando y a jurarle y perjurarle que se estaba esforzando hasta los límites del desfallecimiento.

 El capataz le preguntó: “¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez?”.

 - ¿Afilar…?. No he tenido tiempo para afilar: he estado demasiado ocupado talando árboles.

No se trata sólo de trabajar duro, también hay que hacerlo de forma inteligente
Las buenas intenciones por sí solas no bastan

lunes, 18 de julio de 2011

El Amor es como un árbol

Una vez, tuve un amigo, ese amigo solía decir que el amor y la amistad entre dos personas son como flores, que es como si una persona le diera una semilla a otra, y esta la planta en su corazón, y entre los dos se encargan de cuidarla.

A mi me gusto mucho el concepto, pero creo que mas que una flor, el amor es como un árbol, y así como hay varios tipos de arboles, también creo que hay varios tipos de amores.

Es como un Árbol del Amor entre dos personas, una persona le brinda su amor (amistad, cariño, afecto, etc) a la otra, y le regala una semilla para plantarla en su corazón, dependiendo de donde se haya plantado y que tipo de semilla sea, puede tardar instantes hasta largos años en germinar, cuando esto por fin sucede, la semilla se encuentra vulnerable como nuestra relación con aquellas personas que empezamos a conocer, luego con los cuidados adecuados la semilla crece, y crece y crece, hasta convertirse en un majestuoso árbol, y después y sólo después de mucho tiempo el árbol comienza a dar frutos, que a su vez mandan nuevas semillas, en otras palabras que inspiran a otros.

Sin embargo al igual que los humanos hay cosas que pueden lastimar a los árboles.

La primera son las tempestades, vienen desde afuera y poco o nada tienen que ver con las dos personas, pueden ser situaciones o personas que interfieren con la salud y crecimiento del árbol, y dependerán de que tan grande y fuerte es este para salir bien librado de ellas.
Después viene por supuesto el cuidado de la personas que lo mantienen, ambas deben regarlo, podarlo, cuidarlo, abonarlo, y arrancar cualquier hierba mala que pueda herir al árbol, el agua para nuestros arboles es la atención y afecto que le dedicamos a la otra persona, el abono lo que permite que siga creciendo mas y mas, si el segundo falta el árbol nunca llegara a crecer y dar frutos, si el primero falta el árbol morirá, esto es importante por que no importa que tan grande sea el árbol, si en algún momento dejas de regarlo, puede que soporte un tiempo considerable, hasta años, pero ningún árbol puede soportar indefinidamente la falta de agua, es un árbol, no un cactus! y las malas hierbas son sentimientos como la duda, el rencor, la desconfianza, que de dejarlos mucho tiempo, pueden pudrir las raíces de nuestros arboles. El podarlos también es algo importante, corregir cosas de nuestro árbol que no debieron pasar, en otras palabras, saber pedir disculpas y saber perdonar.

La ultima cosa puede dañar a un árbol son las heridas que esas dos personas le hagan, muchas veces no son intencionales, otras veces sí, estas heridas, son las que exclusivamente esas 2 personas le hacen a su relación.

Estas heridas pueden ser tan pequeñas como un arañazo, un silencio, una mirada despectiva, hasta heridas enormes como tomar un tractor y arrollar con el al árbol, aquí también dependerá de que tan fuerte y grande sea el árbol, y que tanto puede sopotar, pero una cosa es cierta, sin importar lo grande que el árbol sea, si constantemente, uno o ambos se encargan de golpearlo con un hacha, el árbol tarde o temprano caerá.

La ultima cosa importante respecto a estos árboles es que sólo pueden existir con el debido cuidado de ambas partes, aunque una persona consagre su vida al cuidado del árbol, si a la otra persona no le importa, por mas triste que suene el árbol morirá, por que no hay árbol que resista a la sequía de la indiferencia.

viernes, 11 de diciembre de 2009

El arbol de los amigos



Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino. Algunas recorren todo el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas las vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro papá y nuestra mamá, nos muestra lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.

Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.


Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.

Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un
amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies, cosquillitas a nuestro estómago, etc.

 
También existen aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.

Hablando de cerca, no podemos olvidar a los amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre hoja y otra.

El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones.

Pero lo que nos deja más felices es darnos cuenta que aquellas que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.

Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Hoy y siempre... simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Habrá los que se llevaron mucho, pero no habrá de los que no nos dejaran nada.

Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por causalidad.